UN MUNDO CON UN 100% DE ENERGÍA RENOVABLE ES POSIBLE

30 septiembre 2022

Uno de los falsos mitos más extendidos alrededor de la movilidad eléctrica ha sido desde siempre la negativa a aceptar que si todos tuviéramos vehículos 100% eléctricos las energías renovables no serían suficiente para abastecer la demanda. Fin de la discusión. Quince universidades de todo el mundo publican sus conclusiones sobre el escenario energético del futuro, y demuestran que un mundo movido íntegramente por energías renovables es no solo perfectamente factible, sino además, completamente realista en términos de coste.


La investigación, publicada en IEEE (pdf), afirma que desarrollar la infraestructura necesaria de generación mediante solar y eólica, y el almacenamiento necesario para prescindir completamente de los combustibles fósiles y de la energía nuclear es algo completamente realista, y que además, supone un enorme ahorro de costes en el medio y largo plazo. Todos los temores sobre la naturaleza obviamente intermitente de la energía solar y eólica pueden considerarse parte del pasado, una preocupación obsoleta: las posibilidades de desarrollar estructuras de almacenamiento mediante baterías, estaciones de bombeo de agua y fabricación de hidrógeno verde cubren perfectamente las necesidades de cualquier país.


El escepticismo hacia este tipo de conclusiones ha sido y es muy fuerte, bien por desconocimiento o por intereses económicos, lo que ha llevado a los autores del estudio a incluir respuestas a las principales críticas contra los sistemas de energía 100% renovables. Y no, no hace falta hacerse trampas al solitario y «redefinir como sostenibles» energías como el gas o la nuclear que todos sabemos que no lo son en absoluto, por mucho que el gas se venta como «natural» o que los defensores de las nucleares se dediquen a negar todos sus problemas.


Tecnológicamente, está en nuestras manos. Se puede hacer, es tecnológicamente posible. Podemos poner fin a la era de quemar cosas, podemos abastecernos únicamente del sol y del viento, y hacerlo no tiene por qué suponer sacrificios, únicamente inversiones que, financieramente, tienen todo el sentido del mundo. O dejamos de quemar cosas, o las quemaremos todas y nos quemaremos nosotros con ellas. Empecemos a plantearnos cómo detener a todos los escépticos, negacionistas y lobbistas que, en lugar de plantearse que hay otra forma de hacer las cosas, pretenden que sigamos igual, avanzando absurdamente hacia nuestra destrucción.