Una de las alternativas que más interesante parece para instalar grandes sistemas de paneles solares es el ocupar espacios como los desiertos. Así lo ha pensado China, que acaba de activar la que es la planta fotovoltaica más grande del mundo en un desierto.
Esta se sitúa en el desierto de Tengger, región autónoma de Ningxia Hui, y en la primera fase activada cuenta con una capacidad instalada de 1 GW, se espera genere 1.800 millones de kWh cada año, equivalente a la demanda de energía de 1,5 millones de hogares.
También ha supuesto la puesta en marcha del primer canal de transmisión de energía de ultra alto voltaje del país, y un importante proyecto que transmite energía limpia generada en el desierto de Gobi y otras regiones áridas a la provincia central china de Hunan.
El proyecto, con una inversión total de más de 85.000 millones de yuanes (12.280 millones de dólares) contará una vez terminado con una capacidad instalada total de 13 GW, y se ha convertido en un ejemplo de los esfuerzos de China por aumentar su generación eléctrica mediante fuentes renovables en el Gobi y otras regiones áridas del país. Cifra que podemos contextualizar con los 19 GW que tiene España instalada en su totalidad.